Posponen la renovación de la consagración al Sagrado Corazón de Jesús
En el calendario de la Iglesia la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús para el año 2022 es el 24 de junio, el viernes siguiente a los dos domingos posteriores a la celebración de Pentecostés. Y en el calendario colombiano de festividades el lunes 27 es festivo libre de trabajo por ser el lunes siguiente a la festividad del Sagrado Corazón. Debido a una ley que para ordenar el trabajo semanal no considera la festividad religiosa en el día que le corresponde, sino al lunes siguiente.
Pocos días antes del 11 de junio de este año se anunció que los arzobispos de Colombia harían la renovación de la consagración de Colombia al Sagrado Corazón. Sin embargo, al siguiente día de dicho anuncio el Arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia pospuso también la Consagración para la fecha del 24 de junio.
¿Pareciera que la fecha del sábado 11 de junio obedecía a un acto de petición?
¿Y la del 24 a una renovación de Consagración de acción de gracias?
Teniendo presente que entre las dos fechas, la del 11 de junio y la del 24 de junio media el domingo 19 de junio día de elecciones, cabe esta interpretación.
Corrobora esto la hipótesis que la separación entre la Iglesia y el Estado en el caso colombiano ¿prevalece en una sola vía?
Obra de dominio publico tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Sacred_Heart_of_Jesus_Christ?uselang=es
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se remonta al medioevo e incluso los padres de la Iglesia en alguna forma hacen alusión a las llagas de Jesús y en particular a la herida de la lanza de donde brotó sangre y agua. San Ambrosio, San Juan Crisóstomo, San Agustín, se hallan entre ellos. Ya en la Baja Edad Media, Santa Catalina de Siena, y posteriormente Santa Teresa de Ávila y San Pedro Canisio durante la Contrarreforma.
Su difusión pública en las primeras décadas del siglo XVIII se atribuye al hecho de conocerse las revelaciones místicas de Santa Margarita María Alacoque en Francia.
Por iniciativa del Papa San Juan XXIII la Iglesia en el rito romano establece la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús el viernes posterior al segundo domingo después de Pentecostés. En este año 2022 es el viernes 24 de junio.
De otra parte, y desde las apariciones de Jesús a Santa Margarita María nacieron congregaciones relacionadas con la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Formas de piedad relacionada son las consagraciones que de una u otra forma hacen los creyentes tanto de su propia vida, como de su trabajo, su negocio o su casa. Esta es la razón por la cual se hallan imágenes del Sagrado Corazón de Jesús en muchos hogares y hasta en algunas empresas.
En el caso colombiano, de una parte, existe una ley de la República que pretendiendo el orden y la eficiencia en la semana laboral traslada todas las festividades religiosas que en Colombia se guardaban al lunes de la semana siguiente, claro ya no con implicaciones religiosas. Para este año 2022 es el lunes 27 de junio.
De otra parte, debido a la violencia e intensidad de la guerra de los mil días sucedida al inicio del siglo pasado, tuvo lugar la Consagración de todo el país al Sagrado Corazón de Jesús. “[…] tuvo lugar en Colombia en 1902 por iniciativa del entonces arzobispo de Bogotá, Monseñor Bernardo Herrera Restrepo, como súplica por el fin de la “Guerra de los Mil Días” que estalló en 1899. Después de tres años de guerra sangrienta y destructiva, la situación del país empeoraba día a día y amenazaba con convertirse en una verdadera catástrofe nacional.
“[…]El entonces arzobispo de Bogotá pidió al jefe de Estado, José Manuel Marroquín, que acudiera al Sagrado Corazón de Jesús para unir a los colombianos. El 22 de junio de 1902, la República de Colombia fue consagrada al Sagrado Corazón de Jesús y se colocó la primera piedra de la Iglesia del Voto Nacional. Cinco meses después de la Consagración, del 21 de noviembre de 1902, se firmó el Tratado de Wisconsin, que puso fin a la guerra, iniciando un periodo de paz y armonía nacional.”[1]
Nuestro caso no es el de una guerra de tres años, no. Si lo fuera seguramente hubiéramos logrado una paz verdadera y no la tensión subterránea producto de un Acuerdo de Paz soterrado.
Para lograr dicho Acuerdo debieron transformarse de modo estratégico términos como narcoguerrilla en “alzados en armas” y terrorismo en “conflicto armado”. Una vez lograda esta metamorfosis, ya era posible aceptar que un grupo de subversivos, ya fatigados, volvieran a la vida ciudadana; efecto que, a buena hora, el país apreció.
Otro asunto es el del puñado de sus cabecillas que con crímenes de lesa humanidad a cuestas ocupan hoy curules en el Congreso de la República sin que justicia alguna pueda juzgarlos. Los demás, tildados con el eufemismo de “disidentes”, siguen en el tráfico nefasto de drogas, boleteo y secuestros. Actividad que hace ya varias décadas trastocó los ideales de justicia social que en las décadas iniciales inspirara a dichos grupos.
El país se debate hoy políticamente en medio de los afectos a dichos grupos, haciendo caso omiso de sus actividades delictivas. Actividades que llevaron a cabo en el campo a cuyos habitantes flagelaron durante más de medio siglo. Y que ahora recientemente llevan a cabo en las ciudades con tácticas tildadas con un nuevo eufemismo de “movimientos o protestas sociales”. Emplean nuevas tácticas que promueven la anarquía urbana. Cuentan con financiación internacional a cuyos fondos han contribuido dichos grupos.
De otra parte, los inclinados a candidatos independientes de ideologías y relativamente libres de favores y financiadores de sus campañas. Algo poco frecuente en el panorama político del país.
Es una situación compleja, pues a primera vista no se ve la sangre derramada en la guerra de un siglo atrás, motivo por el cual se sucedió la Consagración mencionada. Sin embargo, para un caso sí existen nexos internacionales de movimientos autodenominados de “izquierda” que no existen para el otro.
Los ciudadanos tenemos la libertad de escoger entre dos candidatos cuya labor administrativa estatal se refiere a ser alcaldes, uno de la capital del País y otro de la capital de un Departamento (Santander). La Wikipedia en español ofrece datos e interpretaciones de dicha gestión, además de eventos y vida de ambos candidatos. No hay duda de que este medio ofrece información de una pelea electoral entre un “peso pesado” https://es.wikipedia.org/wiki/Gustavo_Petro y un “peso pluma” https://es.wikipedia.org/wiki/Rodolfo_Hern%C3%A1ndez_Su%C3%A1rez
No hay duda que para el primero, existen asesores de talla mundial especialistas en la creación de imagen de políticos. Profesión importante surgida con el advenimiento de la televisión que permite llevar a los hogares los debates entre los candidatos. Hecho que no ha sucedido en esta última etapa de las campañas.
¿Cómo discernir entonces quién de los dos sea la persona más adecuada para regir los destinos del país?
Para los creyentes, la renovación de la Consagración antes del día de elecciones hubiera sido lo más apropiado. Hubiera sido conveniente que al renovar la Consagración se remorara las razones de esta y así mejor alertar a los fieles a la importancia de discernir y elegir la persona que, cada uno en su leal entender, considera mejor pueda servir los intereses de la nación.
Esta es una interpretación muy discutible sobre los antecedentes de nuestra situación actual y lo que se halla en juego. De ahí que para los creyentes, la Consagración en la primera fecha propuesta hubiera sido la más adecuada. No se trataba de pedir a Jesús la favorabilidad por un candidato. Ni más faltaba. Dios seguramente hubiera sonreído de tal exabrupto. Pero sí podemos pedirle discernimiento adecuado para elegir, el candidato que Dios crea será el más sensato y adecuado para conducir los destinos del país.
Y porque esto se presta a interpretaciones de injerencia de la Iglesia en asuntos de política, es posible el Arzobispo considerara prudente posponer la fecha para después de elecciones.
Por eso se propuso al principio de este escrito que la sana separación entre Iglesia y Estado va principalmente en una dirección, la de este con respecto a aquella. Erradica las fechas de celebración litúrgica en el día debido, pero las conserva en la figura del lunes festivo, ya sin relación alguna con la celebración religiosa. La función apostólica y educativa de la celebración religiosa se erosiona. Basta observar las actividades de los días de la Semana Santa transformada en semana de vacaciones.
En este momento clave de la vida política del país, algunos jerarcas de la Iglesia posponen lo que hubiera sido un rememorar la tradición única de un país que se consagra al Sagrado Corazón de Jesús. Consagración que en su momento trajo la paz. Decisión que se presta a la interpretación de hacer lo políticamente correcto en medio de la separación entre Iglesia y Estado, prevaleciendo la independencia del último.
[1] Texto de invitación del Arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia a la renovación de la Consagración el 24 de junio 2022. https://www.cec.org.co/sistema-informativo/destacados/24-de-junio-colombia-renueva-la-consagraci%C3%B3n-al-sagrado-coraz%C3%B3n-de