Retos para la Iglesia Católica en Latino América en el siglo XXI: la revolución sexual, parte a): Algunos antecedentes históricos: Edad Media: ¿Edad Oscura?

En dos escritos anteriores sobre retos para la Iglesia en Latino América exploré algo relativamente reciente: una teología a la  que le atribuyo una responsabilidad importante en la confusión política, social y económica de nuestra sociedad. Moral sexuality   y Christian Marriage.

Inicio un tercer escrito en el que considero una intromisión de ideas, estilo de vida y cambio de comportamiento mucho más severo que las pretendidas por las ideologías ya gastadas del capitalismo, marxismo, socialismo, populismo, etc., me refiero a la revolución sexual [i]. Para mejor ilustrar dicha intromisión, ayuda el observar algunos temas relacionados con ella, por ahora, en épocas aparentemente tan remotas como el inicio del cristianismo y algo de su desarrollo hasta la Edad Media. Los cambios sucedidos antes de esa Edad y durante ella sorprenden por su actualidad, como espero demostrar en las entregas que confío avanzar.

Para iniciar este escrito me valgo de un autor reconocido en la lengua inglesa: Gilbert K. Chesterton [ii]. Su biografía de San Francisco de Asís (1181-1226) configuran el hito (persona y época) indicado para emprender la reflexión que sobre el tema (retos para la Iglesia en lo que a la revolución sexual se refiere) que espero abordar en varias entregas.

Una de las ideas seminales que en su biografía sobre San Francisco de Asís aporta dicho autor (Chesterton, 2019, p.14) es la de que al estilo periodístico solo lo preocupa la noticia presente sin referencia al pasado, como si en lo humano el pasado y la historia no tuvieran influencia. Desde ese punto de vista, este no es un ensayo periodístico. Todo lo contrario, nos importa pensar en el pasado y documentar hechos e ideas que influyen en nuestro presente. Es imposible entender al hombre sin los aportes de la historia. Es por eso la ciencia social más importante para la comprensión del hombre.

No es posible entender la reforma, más no revolución, que significó dicho Santo y lo que su orden mendicante logró en la Europa de los siglos XII y XIII en adelante, sin conocer algo sobre la supuesta ‘oscura’ Edad Media, uno de cuyos momentos le correspondió vivir al Santo de Asís. Suele considerarse que esa Edad se extendió entre el siglo V de nuestra era (en el que cae el Imperio Romano) durante mil años hasta entrado el Renacimiento. La historiografía contemporánea viene documentando los avances económicos, sociales y políticos que desmienten aquel prejuicio de ser una ‘edad oscura’. (Pernoud Régine, 2000) 

Chesterton afirma que los siglos que precedieron al Santo fueron de purificación. Nos preguntamos, pero ¿purificación de qué? El autor reconoce los grandes aportes clásicos a la poesía, la filosofía y las artes de la pintura y la escultura. Los griegos inspiraron a los romanos, que era una cultura más práctica que la griega, y por ello lograron la extensión de su imperio. Ambas, sin embargo, adolecían del grave error pagano de veneración a la naturaleza[iii]. Para San Agustín lo que la persona venera termina conformándola. Veneración que si no es sensata acaba oscureciendo la razón.

En palabras de Chesterton “Lo errado de la civilización pagana era la total ausencia de lo místico, ausencia que suele arrojar al común de los hombres a una dependencia solo en las fuerzas misteriosas de la naturaleza tales como el sexo, el desarrollo y la muerte […] las que de modo inevitable llevan al hombre a obrar en contra de la misma naturaleza.”(Chesterton, 2019. p.19)

Ejemplo de ello fueron las atrocidades cometidas por Nerón (37-68 DC) en el ámbito precisamente de esas tres fuerzas y que se hallan bien documentadas (“Nerón,” n.d.) al igual que las de otros emperadores romanos quienes sentaban el ejemplo para que, de una parte, las legiones del imperio en sus conquistas practicaran toda suerte de vejaciones sobre la población vencida. Penetrar mujeres y jóvenes era el modo como los soldados subyugaban a los vencidos y demostraban su superioridad. El sexo para el romano era una de sus formas de ejercer el poder. (Holland, 2019, p.99)

Cánones grupos sociales

De Henri-Paul Motte “El Nerón aburrido escogiendo cristianos para mandar al Coliseo y ser devorados por leones”

La sociedad romana se hallaba fuertemente estratificada, donde la clase de los senadores y patricios ocupaban la cúspide y el resto se consideraba como plebeyos. La esclavitud era común en la antigüedad y claro también en esa roma imperial.  Los esclavos no sólo desempeñaban las labores manuales gravosas en el campo, sino los hubo que incluso ejercían la educación de los hijos de la nobleza. Sin embargo, sus amos se consideraban con pleno derecho sexual sobre sus esclavos.(Ibid.)

Aunque hubo esclavos libertos por sus amos o que compraban su libertad. Ya ciudadanos libres hubo quienes alcanzaron una posición social y una riqueza superior incluso a los del común de los plebeyos.(G.M., 2022) Lo que prueba la existencia de alguna flexibilidad de dicha estratificación al menos para un puñado de ellos.

La extensión del insólito mensaje cristiano en medio del hedonismo rampante y la propuesta de un nuevo estilo de vida

En ese primer siglo el mensaje de Pablo de que nuestro cuerpo era templo del Espíritu, que formábamos parte del Cuerpo Místico cuya cabeza es Cristo, y que Dios nos había adoptado como hijos, si bien no caló en una población entregada al hedonismo, sí hizo mella en el puñado de aquellos inquietos que buscaban un sentido transcendente a sus vidas.

Las pequeñas reuniones, donde amos y esclavos, hombres y mujeres, extranjeros y ciudadanos oraban y compartían una cena, rompía no solo con la estratificación antes mencionada, sino que ofrecía derroteros para un estilo de vida jamás antes visto. Se trataba de vivir valores como los de: amar a un Dios que nos ama, amar al prójimo, incluyendo a los enemigos, servir a los demás antes que querer prevalecer sobre ellos, cuidar a los necesitados (viudas, huérfanos, ancianos, enfermos), dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Esto como breve puñado de todos los valores y actitudes que iniciaron la transformación de una sociedad.

En el primer siglo de nuestra era el Evangelio ya había llegado a buena parte de las fronteras del Imperio Romano. No sin fuertes persecuciones de parte de las autoridades romanas por ver la religión estatal amenazada. Época en que abundaron los mártires de todas las procedencias de grupos sociales y lugares del Imperio.

Autora: Kritzolina “Catacumba de St. Calad” donde los cristianos celebraban la Eucaristía ocultos de las persecuciones.

Entre los frutos que la fe en Cristo trajo sobre esos pueblos y con relación al tema que nos concierne, fue el de transformar la percepción hacia el sexo vigente en aquellas poblaciones. Tan solo un ejemplo: producto del hedonismo reinante, el aborto y el infanticidio eran comunes. Las criaturas que sobrevivían eran abandonadas en las vías. El sexo como ejercicio del poder derivaba en que el aborto y el infanticidio fueran prácticas aceptadas. No era extraño encontrar en las vías romanas, bebés abandonados por sus padres. Había quienes recogían algunos y los criaban, pero para servir luego de esclavos o prostitutas. En cambio, los cristianos, al considerar la persona humana como imagen de Dios y obrar la caridad para un desvalido como hecha para Cristo, fueron los que iniciaron prácticas de adopción donde criaban los niños que recogían para hacer parte de sus familias.(Holland, 2019, p.143)

Otro de los frutos tempranos y presente en la predicación de Pablo en ese primer siglo fue la de haber puesto la Ley Judía –los diez mandamientos y el Torah revelados al pueblo escogido— como componente de una ley natural que otros pueblos tenían inscrita en sus corazones. Esto significaba que otros pueblos podían actuar bajo la guía de nociones de bien y de mal, semejantes a las del pueblo escogido. Se hallaba así de acuerdo con el concepto de conciencia de los estoicos. (Holland, 2019, p.95) Este concepto de una moral común que ni los judíos ni estoicos vislumbraron en su momento sentaba las bases para considerar la moral como un hecho universal y cuyo efecto influiría luego en toda una civilización.

El Evangelio de Jesucristo, que se anuncia a cualquier persona, independiente de su origen, estrato y cultura, ofrece la redención y salvación a todo ser humano. Con ello se inicia la transformación lenta de mentalidades y prácticas, tanto de pueblos del Asia Menor, como de territorios del Imperio Romano, y sus bárbaros invasores, gracias a la labor de misioneros que extendían el Evangelio a doquier.

 Hemos ofrecido unas pinceladas sobre el pensamiento, actitudes y prácticas que caracterizaban a pueblos formando parte del Imperio Romano y que orientaban su comportamiento sexual. Comportamiento no sólo cuestionado sino rechazado por los integrantes de las nuevas comunidades cristianas que habían adquirido una forma de vivir en seguimiento de las enseñanzas de Jesucristo.

La estratificación social se disolvía, aunque tomó casi dos milenios abolir la esclavitud. La solidaridad hacía que los fieles con medios compartieran sus bienes con los otros fieles necesitados. La vida de Jesucristo, la predicación del Evangelio alentaba al común de los fieles para que oraran en común, procurando entender eso de ser templos del espíritu Santo, miembros del Cuerpo Místico de Cristo, e hijos adoptivos de Dios Padre.  Ello inspiraba al común de las gentes, también a grandes intelectuales y a integrantes de las elites, al punto de que de las filas de estos también surgieron miles de mártires que ofrendaron sus vidas dando testimonio de su amor a Jesucristo.

Cuestionaron a su vez los estilos de vida, insistimos, predominantemente hedonistas, muchos incluso habiendo sido antes adeptos a religiones politeístas y míticas. En ninguna de las creencias de estos hubo algún vestigio que el cuerpo de la persona fuera templo de una persona divina, y la persona humana ser integrante de un cuerpo místico cuya cabeza es Cristo resucitado –Dios y hombre–, e hija adoptiva del Padre de la Creación.

Entre otras razones por que la noción de “cuerpo” o “alma” como la entendemos hoy tomó varios siglos en concebirse.

Por ejemplo, a los griegos antes de Cristo les tomó varios siglos llegar a la concepción del ser humano moralmente libre. En los poemas épicos de Homero (siglo VIII ac) no se encuentra noción alguna de cuerpo ni de alma. Los héroes en él resuelven sus dudas con la intervención de alguno de sus dioses que le indican el camino a seguir. Es solo hasta el siglo V ac que un Esquilo inaugura la tragedia griega en donde sus protagonistas deben resolver dilemas y tomar decisiones. Aparecen así las nociones de libre albedrío y de interioridad de la persona, desarrolladas luego por los poetas que le siguieron. (Lonergan, 2012).

A partir de estos hallazgos los filósofos llevan luego a cabo sus análisis en que distinguen, relacionan, deducen, afirman o niegan nociones y conceptos que derivan en la lógica, la psicología, la teoría del conocimiento, y la moral clásica griega. Tomó siglos entonces transformar la experiencia y la consciencia a la concepción del conocimiento en el sentido pleno y objetivo de este término. (Ibid.)

Ideales de perfección humana  

No todo era hedonismo. Existían ideales de perfección humana no solo en el valor militar y guerrero, sino en cuerpos ágiles y bien formados –belleza corporal tanto en mujeres como en hombres–, mentes cultivadas en disciplinas como las matemáticas, la literatura, la poesía, la música, la escultura, las leyes y el gobierno.

Autor: Manfred Werner. “Atleta de Éfeso empleando un estrígilo (para limpiar el sudor)” Tomado de: https://commons.wikimedia.org

Sin embargo, lo insólito fue que el Mesías esperado por el pueblo escogido e imaginado como transformador apocalíptico, escatológico, mesiánico que restauraría el mundo de un golpe, resultó ser todo lo contrario. Un hombre sencillo de origen del común, humilde, pobre, que curaba dolencias, que hablaba palabras de vida eterna y de una sabiduría hasta entonces desconocida.

James Tissot. “Jesús predica desde una barca”  Tomado de: https://commons.wikimedia.org

¿Pero era sólo un hombre? No. Afirmaba ser Hijo de Dios. Su amor por los hombres lo llevó a aceptar la pasión y crucifixión de parte de sus enemigos. Y, luego, al tercer día resucitar. Con ello redime a la humanidad de su falta originaria y hace del Nuevo Testamento el libro sobre la salvación por excelencia.

Luego el estilo de vida al que sus discípulos aspiraban era en esa misma línea de humildad, sencillez, servicio mutuo, donde el que quería primar debía hacerse esclavo de los demás y servirlos. El amor transformado de su reducción erótica a un obrar de querer el bien del otro. Algo radicalmente nuevo.

El asunto no era sólo un estilo de vida novedoso, sino creencias radicalmente en contravía a las religiones del Imperio. Religiones en plural, porque la conquista de una población por parte de Roma no siempre significaba la erradicación inmediata de su cultura ni de sus creencias.

Pero lo que sí era una amenaza era el crecimiento del cristianismo viviendo valores comunes aceptados por los bautizados. Además, una organización tal –la Iglesia– que las desviaciones promulgadas por interpretaciones erradas de lo fundamental eran resueltas en reuniones de obispos –concilios—que garantizaron el desarrollo creciente de una doctrina sólida.                                                                                                                                      

Dicha homogeneidad de creencias y modo de vivir, bajo la dirección de sacerdotes, párrocos, obispos y estos bajo el ‘mando’ del Obispo de Roma, con todo y su obediencia a las autoridades civiles, representaba una amenaza a los emperadores. Varios de estos hicieron todo lo posible por erradicarlos sin suerte.

El cristianismo como religión oficial del Imperio y la Evangelización como nueva fuerza civilizadora

La excepción fue el emperador Constantino quien, en el siglo IV, se declara cristiano e impone el cristianismo como religión oficial. Con ello se abre una fisura en la independencia de la Iglesia al entremezclarse con el orden político. Donde obispos y sacerdotes eran nombrados por reyes y señores poderosos. Situación que no se ordenó sino hasta 700 años después con las reformas impuestas por el Papa Gregorio VII en el siglo XII.

James Tissot. “Jesús predica desde una barca”  Tomado de: https://commons.wikimedia.org

Junto con estas pinceladas sobre actitudes hacia el sexo que primaba en aquellos pueblos durante esos siglos y que movieron a Chesterton a referirse a la necesidad de purificación debemos mencionar algo sobre un movimiento que tuvo una influencia esencial en la Europa de ese primer milenio y que contribuyó decididamente a dicha purificación. Nos referimos al movimiento monástico que fue fundamental no sólo para la Evangelización del Continente, sino para la preservación de la cultura griega y romana, junto con las innovaciones y desarrollo de formas de trabajo y técnicas que transformaron la vida social, económica y política de entonces.

Por lo dicho arriba Jesús ofrecía una noción de perfección humana en total contravía a lo vivido tanto por griegos como romanos de su época. Para estos el culto de la belleza corporal, o de la inteligencia para las artes y la filosofía, o del valor para el heroísmo bélico, eran los caminos recomendados que debían seguirse si se aspiraba a alguna forma de superación de las limitaciones humanas. Además, para algunos era el modo de lograr la fama y el prestigio para ser estimados por los ciudadanos integrantes de la polis. Por eso el mensaje de buscar la pobreza, perdonar y amar a los enemigos, asistir a los necesitados, y para un puñado optar por la castidad, era por decir lo menos: algo insólito.

La importancia del movimiento monástico

La evangelización tanto de los pueblos del imperio decadente como de griegos y bárbaros no solo contribuyó a sanear prácticas hedonistas en quienes se convertían, sino que hubo hombres y mujeres que buscaban una más intensa imitación de Jesucristo. Hubo entonces quienes, dejando todos sus bienes, se refugiaron en el desierto –inicialmente en Egipto– para llevar una vida austera, de privaciones, oración y contemplación. Al comienzo vivían en soledad, pero luego atrajeron discípulos en tal número que debieron crear comunidades. Fue el origen de monasterios y de ese estilo de vida religiosa en Europa a partir del siglo IV (Redacción, 2024)

Autores: Anna & Michal “Abadía de Cluny”

Tomado de: https://commons.wikimedia.org

El celo evangelizador llevaba a misioneros a recorrer grandes distancias tanto del Continente como fuera de él. Al movimiento monástico contribuyeron misioneros procedentes de todas las latitudes. Un caso ejemplar fue el de San Columbano (543-615 dc) irlandés, formado en un monasterio de regla exigente, llevó su disciplina con él al Continente. Misionero de gran calibre, avanzó por buena parte del Continente construyendo monasterios a lo largo de las vías ya del imperio decadente. Su disciplina de trabajo, estudio y oración atrajo discípulos que influyeron significativamente en la evangelización de los entonces pueblos bárbaros que habían invadido los territorios del otrora imperio romano.

Otro caso es el de San Benito (480-547 dc), procedente de la hoy península itálica. Con su regla ejerció una profunda transformación sobre los modos de vida de las poblaciones aldeanas a los monasterios benedictinos. Cientos de estos monasterios se construyeron a lo largo y ancho del Continente europeo durante más de un milenio.

La vida regulada por espacios dedicados al trabajo, el estudio, la oración, la liturgia y el descanso significó la armonización del trabajo manual con el intelectual y la erosión de la estratificación social imperante, al menos al interior de los monasterios. Técnicas e innovaciones hidráulicas, agrícolas, pecuarias se sucedieron como consecuencia del “ora et labora” –consideración del trabajo como oración–.

Con el tiempo se fueron estableciendo estilos e ideales de vida en imitación de Jesucristo. En las órdenes monásticas lo menos que se pedía de sus integrantes era la pobreza, la obediencia y la castidad; la antítesis de los ideales de perfección griega o romana. La historiografía viene documentando la contribución de los monjes en dichos monasterios no solo a la preservación de la cultura clásica, ya mencionado, sino a los albores de lo que luego sería la ciencia como fenómeno único gestado en dicho Continente.

Varios de los alfabetos de lenguas indoeuropeas surgieron de la necesidad de evangelizar a poblaciones bárbaras. Del gobierno de los monasterios surgieron prácticas democráticas; del manejo de sus economías surgieron normas contables. En fin, es innegable que la decadencia de un imperio fue suplantada por el surgimiento de una nueva civilización conocida como la cristiandad.

Algunas consecuencias de la purificación

Hemos descrito algunas de las razones de la purificación necesaria afirmada por Chesterton al principio de este escrito, principalmente relacionada con el hedonismo difundido en el Imperio. Hemos reseñado el significado del nuevo estilo de vida que se originó desde los primeros creyentes. Hemos relatado algunos de los grandes aportes del movimiento monástico a la conformación de la cristiandad. Y con respecto al tema que nos concierne, otro de sus grandes aportes fue el del ejemplo de los tres votos que todo monje o monja realizaba: la pobreza, la obediencia y la castidad. Las consecuencias positivas de este último inspiraron en el Papa Gregorio VII la reforma radical sobre el clero que él instauró en la jerarquía de la Iglesia en el siglo XI. Miremos al menos dos consecuencias de dicha reforma.

Primera consecuencia: el celibato

Hasta entonces los sacerdotes y obispos no solo no eran célibes, sino buen número de ellos nombrados por quienes ostentaban el poder político. Esto había llevado a un relajamiento moral de buen número de ellos, quienes debían representar a Cristo en las comunidades a su cargo.

Dicho Papa, que había sido monje, conocía bien los beneficios de las reglas monacales sobre los hábitos individuales y grupales de quienes las vivían. Impuso el celibato a todos los integrantes del clero, sacerdotes y obispos.

Esta disciplina iba aparejada con la de obediencia a las jerarquías de la Iglesia antes que al poder político, como se había acostumbrado. Los sacerdotes y párrocos debían obedecer a sus obispos y estos al obispo de Roma, el sumo pontífice. Además, quedaban dispensados de la obediencia al poder político de los poderosos de turno.

Sin que esa hubiera sido la intención, esta disciplina llevó a que la Iglesia conformara un ordenamiento territorial que solo se había conocido siete siglos atrás con el imperio romano. Aunque ya independiente del poder político de los territorios evangelizados. En palabras de un reciente estudioso de la influencia de la Iglesia sobre la conformación de Occidente:

Aunque las raíces de la reformatio implantada por Gregorio VII se hundían en las enseñanzas de la Iglesia de tiempo atrás, su flor era novedosa. El concepto de lo ‘secular’, sembrado originalmente por Agustin y cuidado por Columbano, florecía notoriamente. Gregorio y sus seguidores no inventaron la distinción entre religio y lo saeculum, entre lo sagrado y lo profano; pero si la volvieron algo fundamental para el futuro de Occidente. Se trató de un momento decisivo. Los territorios que, de una parte, existían a la sombra del desaparecido orden de Roma y de otra, que en su costado oriental se hallaban en la presencia de imperios más ricos y sofisticados, iniciaron su desarrollo autónomo. No fue solo la separación entre el estado y la iglesia lo que demostró ser duradero. Fue la demostración de qué tan estremecedor y transformador puede ser el cristianismo. No bastó para Gregorio y sus seguidores que desde los pecadores hasta los grandes monasterios se consagraran a la dimensión de religio. Sino que todo el mundo cristiano necesitaba una consagración semejante. Que se lavaran los pecados; que los poderosos fueran depuestos; que el mundo fuera reordenado en obediencia a un concepto de pureza tan militante como fuera posible: he aquí un manifiesto que había resultado en un César humillándose ante un Papa[iv]. ‘Toda costumbre, sin importar que tan respetable sea, que tan corriente sea, debe ceder totalmente a la verdad –y si contradice la verdad, debe eliminarse’ había escrito Gregorio en su Nova Consilia.

Un modelo de reformatio había triunfado y que, resonando a lo largo de los siglos, resquebrajaría monarquías y daría pie a que cualquier visionario soñara que una nueva sociedad era posible. El terremoto había llegado lejos y sus repercusiones fueron muchas. Con ello el Occidente latino había inaugurado su gusto primigenio por lo revolucionario. (Holland, 2019, p.231)

Segunda consecuencia: la hermandad con la naturaleza

 Al movimiento monástico y a la reforma del clero, que tuvieron grandes consecuencias sobre la actitud ante el sexo de los integrantes de estas órdenes, se suman en el siglo XII las órdenes mendicantes, franciscana y dominica. Estas llevaron los ideales de perfección cristiana, en particular los tres votos, fuera de los monasterios y de la jerarquía eclesiástica. Los integrantes de dichas órdenes ya no requerían vivir al interior de las paredes de un monasterio. E incluso, ante el éxito de la espiritualidad franciscana, San Francisco creó la posibilidad que laicos casados pertenecieran a la “tercera orden”, claro, sin la exigencia del tercer voto[v].

La siguiente cita de Chesterton da cuenta de la necesidad de la purificación durante el milenio precedente con respecto a la actitud ante la naturaleza de los pueblos considerados: 

El haber transformado la imaginación humana donde el mundo como un todo se hallaba peligrosamente coloreado por pasiones peligrosas y en deterioro, al punto que pasiones naturales se convirtieron en pasiones nada naturales. El efecto de tratar al sexo solo como algo naturalmente inocente termina empapando y deteriorando todo el resto de lo que es natural e inocente. Ya que el sexo no puede admitírsele en igualdad con sentimientos y experiencias como el comer y el dormir. En el momento que el sexo deja de ser siervo, termina siendo un tirano. Existe algo peligroso y desproporcionado en su lugar en la naturaleza humana, por la razón que sea; y de ahí que necesite una dedicación y purificación especial. (Chesterton, 2019, p.20)

 En la Europa posterior a la caída del Imperio Romano (siglo V en adelante) esta dedicación y purificación especial, insistimos, la realizaron entre otros las órdenes monásticas y los anacoretas. Si en los jardines romanos en la época de su esplendor imperial abundaban los símbolos fálicos y hasta en el firmamento estrellado se hacía alusión al sexo, fueron necesarios diez siglos para recuperar una actitud realista de ver en la naturaleza lo real y hasta la posibilidad de una fraternidad con sus elementos.

Un ejemplo y compendio magnífico de esta nueva actitud es el himno de San Francisco (1181-1226) a las Criaturas[vi]

 

De San Francisco sabemos que era hijo de un mercader de telas y que antes de su conversión ambicionaba destacarse en las armas para defender su ciudad. Su insólita sensibilidad hacia los pobres e incluso hacia los leprosos lo llevó a separarse de sus padres, su familia, su herencia para abrazar una vida de total renuncia. Mendigaba el pan, la ropa y los medios para las obras en que se hallara activo. Por ejemplo, piedras para la restauración de varios templos, entre ellos: San Damián y La Porciúncula.

Funda una orden mendicante que rompía con la tradición monástica que requería monasterios, campos de cultivo y, por lo tanto, propiedades que aseguraran la permanencia y sostenimiento de los monjes en un lugar. En cambio, San Francisco ideó un estilo de vida religiosa itinerante, por decirlo de una manera. Inicialmente sin lugares fijos y permanentes de residencia. Vivían de las limosnas de quienes simpatizaban con su estilo de vida austero y servicial. Atendían a enfermos y a leprosos. Restauraban templos derruidos. Y sus votos de pobreza, castidad y obediencia los vivían en su máxima expresión. El santo no sólo vivía la fraternidad con los elementos, sino que se hermanó con la pobreza: “la hermana pobreza”.

El sayal que emplearon era de telas regaladas y rústicas. El pan mendigado solía ser el de las sobras de las mesas.

Los franciscanos al igual que la de los dominicos significaron en la vida de religiosos(as) de la Iglesia un viraje esencial por sobre la vida monástica, principal modalidad hasta entonces de quienes querían seguir una vida de votos (pobreza, castidad y obediencia). Además, San Francisco al ofrecer la tercera orden, o modalidad de la espiritualidad franciscana para quienes se hallaban casados o no, pero cuyas ocupaciones les impedían vivir con la comunidad de sacerdotes y hermanos, logró una membresía de miles en pocos años quienes aportaron a las artes (Dante y Cervantes pertenecieron a la tercera orden) y a las ciencias nacientes el franciscano Roger Bacon (Roger Bacon, n.d.) (1214-1294) discípulo del Obispo Robert Grosseteste (1168-1253) uno de los iniciadores del método científico (Robert Grosseteste, n.d.)

Una posible conclusión

La hermandad con la naturaleza propiciada por San Francisco y quienes le siguieron, fue posible gracias al milenio de purificación, como sostiene Chesterton, que el cristianismo, desempeñó en pueblos civilizados y bárbaros. Ya no era esa naturaleza inmersa en lo erótico, sino una que es obra de Dios Creador y fuente de amor. Amor entendido como querer el bien del otro.

La hermandad propuesta por San Francisco es ya no solo entre los hombres, sino de estos con todos los seres vivientes y hasta con los elementos –agua, fuego, sol y luna–. La noción de Creación alienta esta visión y su Himno a las Creaturas es uno de honra y gloria a Dios.

En otro escrito especularemos sobre qué pudo haber sucedido en el casi milenio que sigue a la visión franciscana para que se haya perdido tanto terreno ganado del dominio del hombre, sus pasiones y nuevamente prevalezca lo sexual y lo erótico. Pero ya en condiciones más preocupantes.

Los paganos con todo y su veneración de la naturaleza al menos creían en algunas deidades, en ‘el más allá’ y en la validez de algunas normas morales –la familia entre los romanos ocupaba un puesto especial–. Hoy, en cambio, prevalece un antropocentrismo acuciante, sin religión alguna, el sexo a flor de piel no solo en el mercadeo acompañado de imágenes insinuantes, en la pornografía sin cortapisa alguna, y la infidelidad como algo natural y deseable.

Asis, S. F. de. (n.d.). Cantico de las criaturas. https://www.aciprensa.com/recurso/1524/el-cantico-de-las-criaturas-de-san-francisco-de-asis

Chesterton, G. K. (2019). St. Francis of Assisi (2019 (1923). Arcadia Press.

G.M., A. (2022, January 27). Libertos  romanos, la vida después de la esclavitud. National Geographic Historia. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/libertos-romanos-vida-despues-esclavitud_17636

Holland, T. (2019). Dominion: how the Christian revolution remade the world. Basic Books.

Lonergan, B. J. F. (2012). Theology as Christian Phenomenon. In Collected Works of Bernard Lonergan- Philosophical and Theological Papers 1958-1964. (pp. 244–270). University of Toronto Press for Lonergan Research Institute of Regis College.

Nerón. (n.d.). In Wikipedia en español.

Pernoud Régine. (2000). Those Terrible Middle Ages!: Debunking The Myth: Vol. (1977) Pour en fini (avec le Moyen Age). Ignatius Press.

Redacción. (2024). Monjes, eremitas y anacoretas: Los Padres del Desierto. Catholic.Net. https://es.catholic.net/op/articulos/53629/cat/1191/monjes-eremitas-y-anacoretas-los-padres-del-desierto.html

Robert Grosseteste. (n.d.). English Wikipedia. Retrieved April 4, 2024, from https://en.wikipedia.org/wiki/Robert_Grosseteste

Roger Bacon. (n.d.). Wikipedia En Español. Retrieved April 4, 2024, from https://en.wikipedia.org/wiki/Roger_Bacon

 

[i] El término revolución sexual o liberación sexual hace referencia al profundo y generalizado cambio ocurrido durante la segunda mitad del siglo xx en numerosos países del mundo occidental desafiando los códigos tradicionales relacionados con la concepción de la moral sexual, el comportamiento sexual humano, y las relaciones sexuales. La liberación sexual tuvo su inicio en la década de 1960 y su máximo desarrollo entre 1970 y 1980, aunque sus consecuencias y extensión siguen vigentes y en pleno desarrollo.

https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_sexual#:~:text=El%20t%C3%A9rmino%20revoluci%C3%B3n%20sexual%20o,comportamiento%20sexual%20humano%2C%20y%20las

[ii] Inglés converso al catolicismo y cuyas obras fueron publicadas en el siglo pasado. https://en.wikipedia.org/wiki/G._K._Chesterton  Su genio ha hecho mella en la cultura Occidental y existe hoy no solo un Instituto que estudia sus aportes, sino una Revista Académica (https://www.shu.edu/chesterton/chesterton-review.html)   publicada ya en cinco idiomas.

 [iii] Para desarrollar luego la hipótesis de que hemos vuelto a dicho error cuando los temas alrededor del cambio climático toman precedencia, sobre todo.

[iv] Se refiere a que si bien emperadores (del Sacro Imperio Romano) como Enrique III (1017-1056) pudieron nombrar Papas y deponerlos, ya su hijo Enrique IV debió someterse al Papa, en particular a Gregorio VII.

[v] Dante Alighieri, Miguel de Cervantes Saavedra, y Alessandro Volta (inventor de la pila eléctrica) fueron integrantes de la Tercera Orden Franciscana.

[vi] Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.

 

A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.

 Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.

Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

 Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.

 Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.

 Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,

por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.

 Alabado seas, mi Señor,
por la hermana, nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

 Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,

porque de ti, Altísimo, coronados serán.

Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.

 Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.

 Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.
(Asis, n.d.)