Colombia: país en construcción – Parte 2: El experimento de la paz y la encrucijada política actual

En la primera entrega sobre este tema dejamos abierto el asunto del experimento del Acuerdo de Paz y la elección de un guerrillero[i] como presidente. Casi a una década de la firma y en las actuales circunstancias geopolíticas bien vale la pena una posible interpretación al siguiente hecho:

Toda sociedad es un organismo vivo, luego se halla sometida al desarrollo o al deterioro. Hay sociedades y hasta civilizaciones que han desaparecido. Colombia está pasando por un momento bien complejo, sin embargo, vale preguntarnos, que por su juventud republicana –sólo 200  años–, ¿podemos interpretarlos como “dolores del crecimiento”? o ¿es un país en construcción? o ¿en deterioro?

En esa entrega propusimos varios hechos que esperamos hayan avanzado alguna respuesta a la pregunta de si es un país en construcción. [ii] Dijimos que nuestra Colonia, en contravía a ideologías imperantes, fue un periodo de gran creatividad partiendo de la fusión de tres razas que derivan en el tesoro de nuestro mestizaje –con sus vicios y virtudes–; instauración de poblados, ciudades, instituciones democráticas y hasta universidades; exportación de oro en condiciones laborales más favorables en la Colonia –sí, a pesar de la esclavitud—a las actuales en manos de bandas criminales (narcoguerrilla, paramilitares); modelos de acción política en concordancia con realidades económicas como lo fueron los partidos políticos a partir de  la hacienda; imitación irreflexiva de instituciones ajenas a nuestra realidad social, económica y política; la informalidad en el trabajo como realidad económica esencial y cuya comprensión desborda las categorías de teorías económicas.

El 24 de noviembre del 2016 se firmó el Acuerdo Final para la terminación y la construcción de una Paz Estable y Duradera. No podía ser duradera pues más de la mitad del país no se hallaba de acuerdo y, sin embargo, el presidente que ya era candidato al Nobel de Paz no quería dejar esa oportunidad y forzó un Acuerdo. Dejó al país dividido.

Hoy existe un escepticismo generalizado sobre la voluntad de paz de las FARC cuyos cabecillas ocupan hoy curules en el Congreso de la República y sus “disidencias” causan desastres (reclutamiento de niños y jóvenes, cartel de coca y de oro, y hasta en este segundo gobierno de Trump, cruce de migrantes por el Golfo de Urabá). ¿”Disidencias” no es acaso un eufemismo para el brazo armado de las “FARC urbanas” [iii]? ¿Por qué no se habló de ellas antes de firmar el Acuerdo, pues el país creyó que los firmantes sí representaban a todas las FARC? ¿Y por qué si los firmantes en verdad quieren la paz no impiden que se siga empleando su nombre asociado con bandas criminales? Ya con acceso a información de inteligencia, como integrantes del Congreso de la República, se hallan en la mejor de las situaciones en su propósito de hacerse al poder del Estado. Sí, porque su demagogia social es sólo la cortina de humo para derivar su existencia parasitaria ahora sí de recursos del Estado. 

Elaboro esta segunda entrega luego de más de 1000 días de gobierno del presidente Petro y de más de cien días de elegido el presidente de los EEUU.

Observo un fenómeno que ahora paso a comentar. Dos personajes supuestamente procedentes de ideologías opuestas coinciden en actividades, comportamientos y discursos de modo sorprendente. Las ideologías a las que me refiero son las de una supuesta “izquierda” que, con la acción de su supuesto representante, resultó disforme y un capitalismo, también con la acción de su supuesto representante, incluso “salvaje” en opinión de estudiosos [iv].

Se creía que el personaje perteneciente a la primera ideología respaldaría medidas favorables a sus electores –población resentida por la escasez de sus ingresos– fortalecería y ampliaría los servicios sociales que la favorecería. [v] De modo semejante, se creía que el personaje perteneciente a la segunda ideología, elegido también por una población resentida, seguramente por las mismas razones de la anterior, sin embargo, la percepción de esta en las encuestas recientes de los primeros cien días demuestra ya su desencanto.

Aunque los separan tres años en el ejercicio del poder, para el momento de este ensayo, el primero ya pronto cumplirá sus 1000 días mientras el segundo termina sus primeros 100 días. Sin embargo, manifiestan semejanzas que merecen describirse.

En primer lugar, sus actuaciones erráticas y sorpresivas nada tienen que ver con la ideología a la que supuestamente sirven.

En segundo lugar, manifiestan en sus discursos y entrevistas una egolatría acusada.

En tercer lugar, su discurso de estilo directo, sin cortapisas, no es el acostumbrado por quien ocupa la primera magistratura del país. Todo lo contrario, es un hablar ramplón y soez, por decir lo menos, insultante y vil. 

Combate a quien robe su protagonismo

Y encontramos más cosas en común:

Combate frontal contra cualquiera que compita con su imagen. En nuestro caso, contra el expresidente que logró arrinconar a los paramilitares y a la narcoguerrilla.[vi] En el caso del Norte, el combate a presidentes de países incluso aliados con medidas autocráticas, no sólo amenazantes, sino efectivas bélica y económicamente. Para éste será un reto ahora que un conciudadano suyo ocupa la cátedra de San Pedro. Quien no sólo atraerá la atención mundial por ser y manifestar acciones esencialmente diferentes, sino que ejercerá un liderazgo real y mundial. A la vez que su conciudadano pierde liderazgo de modo precipitado.

Desconcertar para así gobernar

Amenazas de ambos que no sólo generan incertidumbre en todos los órdenes, inicialmente en asuntos económicos, pero luego en el orden legal institucional, y relacionados con la seguridad de los ciudadanos.

En el primero, la anulación de la propiedad privada por medio de invasión de tierras. En el segundo, la imposición de aranceles de modo errático. Y en ambos, siempre con el ánimo de hallarse en la primera plana de periódicos y cuando no, inundando las redes sociales con sus cuentas personales “X”, atrayendo la atención con aseveraciones desconcertantes.

Miedo y mentira como estrategia del totalitarismo

La espada de Simón Bolívar volvió a estar presente en un evento del presidente Gustavo Petro, durante la jornada del 1 de mayo de 2025 – crédito Andrea Puentes/Presidencia[ix]

 

Generación de miedo y mentira que les permita autoproclamarse redentores de las situaciones por ellos gestada. Sí, es una táctica empleada por todo candidato al totalitarismo. En el caso nuestro, se inicia en abril del 2021 con protestas orquestadas por el actual presidente, un “Comité Nacional de Paro”[vii], la violencia de integrantes de la “primera línea” y ejercicio del poder de las fuerzas armadas.

Hubo desabastecimiento en el país con pérdidas económicas que se han ocultado y que no se sucedieron en la Pandemia. Violencia con la cual el presidente sigue amenazando, incluso blandiendo la espada del Libertador cómo símbolo redentor.[viii]

En el caso del Norte, aunque su presidente se posesionó asegurando lograría la paz de las guerras más representativas, sus actuaciones y virajes sorpresivos en lugar de calmar ánimos los exacerban. Al tratarse de países potencias poseedoras de armas nucleares el asunto no es baladí. En el caso de Petro, su pretendida “paz total” luego de tres años demuestra sólo resultados negativos.

¿Existen términos apropiados que sinteticen dichos comportamientos?

¿Cómo calificar estos comportamientos? Para ello lo común hoy es emplear de modo emotivo términos laudatorios o denigrantes de parte de sus adeptos o detractores.

Trump y Zelensky[x]

 

Existen dos términos en el castellano que describen bien los comportamientos de ambos personajes, guardadas las proporciones del daño que causan; en un caso sobre una sociedad de cincuenta millones de habitantes y en el otro, no sólo los 350 millones de habitantes de su país, sino con efectos sobre la población mundial.

Trump amenaza a Zelensky

Un término es el de “insensatos” cuyos sinónimos de desatinado, imprudente, necio, temerario y otros les caen bien.

El segundo término es el de “ladino” cuya definición de la RAE es la “de ser hábil para engañar […] y lograr artificiosamente cualquier fin.” [RAE]

Calificar el comportamiento de otros es temerario. El propio claro que no, solemos ser muy complacientes con nosotros mismos y no reconocer nuestros vicios. Bien lo enseñó Jesús con respecto a la adúltera que todos querían apedrear. Finalmente, no lo hicieron pues el “tire la primera piedra quien se halle sin pecado” comandado por Jesús los disuadió. Sin embargo, estamos ante poderosos que pueden construir o destruir. Pueden animar y esperanzar o desalentar y desconcertar. Pueden hacer mucho bien o mucho mal.  Y si bien no podemos juzgar la totalidad de la persona como tal, sólo Dios puede, como ciudadanos tenemos la obligación de denunciar las causas y efectos de las decisiones de nuestros gobernantes; efectos que no sólo saltan a la vista, sino que se prueban con mediciones e indicadores existentes hoy para la opinión pública.

La razón de sus comportamientos esquizoides.

Para terminar esta reflexión preocupa la indiferencia de ambos ante el orden institucional. En el primero, la esquizofrenia que todo guerrillero vive cuando se hace al poder del Estado cuyo orden combatió y que ya en el poder debería defender.[xi] En el segundo, también una esquizofrenia, aunque de índole diferente. La del multimillonario, parte de cuya fortuna deriva de la actividad constructora, que en el Norte depende grandemente de la mano de obra de los migrantes que ahora expulsa de su territorio.

Con la excepción de los seguidores de ambos personajes, enceguecidos por pasiones gestadas en el resentimiento, existe la idea en el ciudadano común que su respectivo gobernante no lo representa. Lo más lamentable: siente vergüenza que en la primera magistratura se halle una persona de esas características.

Ya para terminar, la propuesta del entonces Papa Francisco en su Encíclica Fratelli Tutti [octubre 2020] viene al caso, ya no sólo referida al régimen internacional, sino nacional nuestro. En sus palabras

 

  1. […]Debemos preguntarnos cuánto sea sostenible un equilibrio basado en el miedo, cuando en realidad tiende a aumentarlo y a socavar las relaciones de confianza entre los pueblos. La paz y la estabilidad internacional no pueden basarse en una falsa sensación de seguridad, en la amenaza de la destrucción mutua o de la aniquilación total, en el simple mantenimiento de un equilibrio de poder. […] En este contexto, el objetivo último de la eliminación total de las armas nucleares se convierte tanto en un desafío como en un imperativo moral y humanitario. […] El aumento de la interdependencia y la globalización comportan que cualquier respuesta que demos a la amenaza de las armas nucleares, deba ser colectiva y concertada, basada en la confianza mutua. Esta última se puede construir sólo a través de un diálogo que esté sinceramente orientado hacia el bien común y no hacia la protección de intereses encubiertos o particulares»[244]. Y con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un Fondo mundial[245], para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres, de tal modo que sus habitantes no acudan a soluciones violentas o engañosas ni necesiten abandonar sus países para buscar una vida más digna. [xii]

Para algunos esto será una utopía. Pero eliminar las mentiras y los intereses encubiertos y particulares y emplear los recursos de la guerra para los más necesitados es posible sean más factibles que las distopías de los dos personajes aquí descritos.

 

[i] No empleo el eufemismo de “ex guerrillero” pues tanto los que han firmado el Acuerdo de Paz (2016) como los que no y se autodenominan “disidencias”, considero sólo los distingue el hallarse estos aún en los montes y aquéllos en las ciudades. Los cabecillas en los montes cuentan con sus esbirros que los protegen. Los de la ciudad con integrantes de las fuerzas armadas del Estado que deben protegerlos. En el caso del M-19, sólo Navarro-Wolf ha demostrado, como alcalde de Pasto y gobernador de Nariño, hallarse cumpliendo visiblemente el orden institucional. Tanto a éste como a un José Mújica Cordano, presidente de Uruguay (2010-2015) sí les cae bien el término de “exguerrillero”; entre las reales acciones de éste que lo demuestran no sólo sus reformas sociales, sino algo que pocos resaltan: el donar el 90% de su salario como presidente a los pobres. https://en.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mujica    (accesado 19-05-25).

[ii] Hay quienes interpretan las acciones del gobierno como la redención social y el florecer de una nueva era. En cambio, hay quienes las interpretamos como el deterioro de nuestra ya precaria economía –al arremeter contra todo emprendimiento–; de la política –al prevalecer la mentira y amenazar con la violencia–; del tejido social con el resentimiento.

[iii] Por “FARC urbanas” me refiero a los integrantes del Congreso. Miren Uds. la ironía. Los guardaespaldas para los privados y las patrullas motorizadas para los funcionarios públicos privilegiados se iniciaron en el País para defenderlos de los actos terroristas de las FARC y resto de narcoguerrilleros y paramilitares. Hoy estos gozan de ese privilegio. Cuando en teoría, ya no los necesitarían, si en verdad se hallaran trabajando por la paz. Naturalmente que temen la venganza de parte de familiares que sobrevivieron a sus genocidios, secuestros y demás vejámenes causados a la población.

[iv] Ya en el 2019, en el primer gobierno de Trump, se referían a su gobierno como un “capitalismo salvaje” https://economistasfrentealacrisis.com/el-trumpismo-y-el-capitalismo-salvaje/    y sus decisiones en sus primeros 100 días de este segundo gobierno no han cambiado sustancialmente desde entonces: una privatización del gobierno, es decir una actuar en función de sus propios intereses económicos por encima del interés general, incluso por encima del de sus propios electores.

[v] Por ejemplo, uno de los mejores sistemas de salud del continente, reconocido como democrático, eficiente y menos costoso, luego de tres años, se halla gravemente deteriorado. El sistema de educación superior igualmente deficitario, tanto el estatal como el privado –este requería la financiación de estudiantes beneficiarios del ICETEX a quienes les incrementaron los intereses y negado nuevos préstamos por falta de recursos de la entidad–. Y respecto a otros subsidios (vivienda, salud, educación, pensionados, familias en acción transformado en ‘renta ciudadana’ , etc.) ofrecidos hoy con ánimo clientelista e incluso en algunos casos a individuos con ingresos suficientes que debería excluirlos. También aquí podemos referirnos a una privatización del gobierno, en el sentido no sólo de intereses económicos –como suele suceder con todos los gobernantes comunistas–, sino de permanencia en el poder.

[vi] En entrevista (julio 2022) que Colombia+20 hiciera a Pepe Múgica, expresidente de Uruguay, le solicitaron recomendaciones para el recién elegido Petro. Respondió que tenía la gran oportunidad siempre y cuando olvidara el pasado.  https://www.elespectador.com/colombia-20/paz-y-memoria/muere-pepe-mujica-entrevista-con-el-expresidente-de-uruguay-noticias-de-hoy/?utm_source=onesignal&utm_medium=newsletter&utm_campaign=news_especial_registrados&utm_content=14-05-2025

En tres años Petro no se halló a la altura de esa recomendación. El juicio al expresidente Uribe, arremeter contra las EPS, deteriorar el sistema de salud, erosionar el sector minero, embestir a las empresas y a la propiedad privada: son hechos fehacientes de su resentimiento alimentado por el pasado.

[viii] Traer 20.000 indígenas, financiados con recursos del Estado, que invadieron la Universidad Nacional para marchar el día del trabajo en apoyo a Petro. Impidieron las clases durante una semana y estropearon grandemente las instalaciones. Una muestra de su interés por la educación superior.

[xi] Tal vez no abundan las excepciones visibles, como Pepe Múgica, Navarro Wolf, Lula da Silva que sí lo son.