¿Virtualidad vs presencialidad?

En la educación formal las discusiones sobre su empleo cedieron ante la necesidad imperiosa de su uso como único recurso para continuar con los programas y cursos durante el confinamiento. Desarrollos que dos años después cuestionan, por ejemplo, la misma vigencia del modelo de universidad medieval donde su “campus” constituye parte de su esencia.

En las empresas también se transformó la forma de organizar el trabajo. En ella se cuestiona la validez de la permanencia de los empleados en escritorios de trabajo en un mismo espacio físico.

En los hogares, se regresó a la práctica anterior a la Revolución industrial del trabajo familiar bajo el mismo techo del hogar.

Y con respecto a la oración y prácticas litúrgicas en los templos o en lugares de reunión comunitarios, también se sucedieron transformaciones importantes. Es a este cambio que dedicamos este ensayo, una vez precisemos el significado que damos a los términos de “virtualidad” y “presencialidad”.

En la educación formal suele contraponerse lo virtual con lo presencial. Lo virtual se asocia únicamente con el hecho de encontrarse el alumno delante de un computador o celular en que asiste a una clase que el profesor ha grabado con anterioridad o que dicta y el alumno atiende sincrónicamente. En cambio, lo presencial se asocia con el hecho de un estudiante hallarse corporalmente en un salón de clase físico con un profesor impartiendo la clase.

Lo virtual se asocia con “la nube”, que dota a lo virtual con algo etéreo, arriba en el aire, sin asidero, por decirlo de alguna manera. Lo presencial, en su lugar, establece relaciones rostro a rostro.

Caigamos en cuenta, que “la nube” son miles de servidores entrelazados conformando una red. Es algo físico, (como lo es un salón de clase) que permiten que las imágenes y voces de personas que se hallan alejadas por kilómetros (hasta de miles) interactúen, aunque solo se vean sus rostros y se escuchen sus voces.

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¿Está presente un estudiante en un salón de clase?

Caigamos también en cuenta que los estudiantes en un salón de clase de cuatro paredes, con el profesor en frente y compañeros al lado, puede no hallarse “presente”. Se halla distraído jugando con su celular, divagando en otros temas no relacionados con los tratados por el profesor, conversando nimiedades con su compañero del lado.

En cambio, el estudiante que asiste a una clase “virtual” puede hallarse más “presente” que aquel otro. A pesar de solo mostrar su rostro en la pantalla, se halla totalmente concentrado en el tema, es posible que tome apuntes con las manos que no se muestran en la pantalla ¿Puede, por lo tanto, asegurarse que las paredes de un salón de clase garanticen la “presencialidad” en el sentido que la hemos descrito?

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El nuevo sistema “híbrido” de trabajo.

Estas anotaciones son válidas para las nuevas modalidades de trabajo en las empresas y en las organizaciones en general. Aquí el dilema son las modalidades de alternancia, días en las instalaciones de la empresa u organización y días en el hogar. La “gran renuncia” de cientos de miles de empleados durante el segundo semestre del 2021 en los EEUU se debió a las posibilidades que ofrecían otras empresas en sus formas de alternancia; no siempre fueron razones de ingreso salarial.

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¿La Iglesia virtual?

El tema que nos interesa, es el de las formas de piedad, oración y celebraciones litúrgicas durante la Pandemia y en la nueva Era que hemos entrado.

Me concentro ahora en algunos de los sacramentos de la Iglesia católica. Todos hasta antes de la Pandemia eran presenciales, bautismo, confirmación, confesión, matrimonio, orden y extremaunción.

Los sacramentales, como el agua y la sal en el bautizo, el crisma en la extremaunción, claro que hay que aplicarlos en el cuerpo del fiel que lo recibe.

En la Misa, la Eucaristía, que es la Sangre y Cuerpo de Jesús, hay que recibirlos corporalmente.

La Misa, inicialmente por radio, luego por televisión y ahora por internet, lleva ofreciéndose desde las décadas que se establecieron esos medios. Esto permitió que enfermos, presos y creyentes viviendo a cientos de kilómetros de un templo pudieran escuchar la Misa.

La Pandemia obligó a lo que era solo para esas personas se volviera lo común para cualquier creyente. Buen número de parroquias ofrecieron sus Misas por el internet a sus feligreses y de hecho a cualquier persona que conociera el URL y quisiera asistir.

la virtualidad y la iglesia

La Eucaristía expuesta 24/7 385 días al año

Esta modalidad sincrónica dio pie para que ya no solo parroquias, sino comunidades religiosas o grupos de laicos consideraran como apostolado el ofrecer canales que operaran 24/7 durante todo el año y al cual el creyente puede asistir asincrónicamente. Altares con el Santísimo expuesto, el Rosario del día, modalidades existentes se incrementaron de modo asombroso con la Pandemia.

Así como es un reto para la educación superior, el advenimiento de lo virtual, como lo es también para organizaciones empresariales, económicas o sociales, lo es también para la Iglesia ¿Por qué?

Para aquellas lo presencial corporal era indispensable, sin embargo, aprendieron que lo virtual era una posibilidad; incluso económica –piénsese en los ahorros hechos durante los dos últimos años por grandes empresas de servicios cuyos costos fijos de alquiler de pisos era cuantioso. O en el costo de oportunidad si los edificios eran de su propiedad. Esto dio origen a lo “híbrido”. En todo contrato laboral actual se pactan las horas y días presenciales en la oficina, al menos para las profesiones que lo permiten.

¿Existe entonces la piedad “híbrida”?

¿Qué sería entonces lo híbrido en la Iglesia, con respecto a los Sacramentos y a la Eucaristía? Se me ocurre que todo lo que se refiere al empleo de sacramentales exige la presencia corporal: bautizo, recepción de la Eucaristía, orden y extrema unción. Entiendo que la confesión, la penitencia, debe garantizar la autoría del confesado y el secreto de confesión.

Piénsese en los confesionarios donde una rejilla impedía reconocer la cara del confesado y del mismo sacerdote que confiesa. No son frecuentes hoy, pues la confesión cara a cara tiende a popularizarse. Luego, en la nueva Era a la que hemos ingresado, ¿Qué impide llevar a cabo el sacramento de la penitencia por medio de alguna de las aplicaciones que permiten la comunicación rostro a rostro entre interlocutores?

confesionario

¿No es válida la asistencia a una Misa virtual? Claro que la “comunión espiritual” no sustituye la recepción corporal del cuerpo y sangre de Cristo en la hostia.

¿Es válida la hora de adoración Eucarística? Antes de la Pandemia existían tres capillas que ofrecían la exposición del Santísimo 24/7  durante 365 días al año. Hoy llegan al centenar ¿Qué diferencia existe entre el fiel “presente” en la capilla física con la Hostia a tres metros de distancia y el “presente” a 10.000kms de distancia, seguramente en zonas horarias diferentes?

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Foto tomada de Mangolinkworld