¿Es la vida como un mal viaje?

El mes de julio del año 2024 será recordado por el colapso del internet debido a una actualización del sistema Windows.[i] La mayoría de los servidores del mundo se detuvieron. Empresas y toda suerte de organizaciones vieron sus operaciones colapsadas. Los públicos más afectados fueron los relacionados con los servicios de salud, los bancos y los vuelos nacionales e internacionales. Quienes nunca habían vivido atrasos en sus viajes o dormido en aeropuertos debido a ello, ya conocieron lo que es un “mal viaje”. El Obispo Robert Barron en su homilía dominical para el 19 domingo del tiempo ordinario propuso la idea que la vida terrenal es como un mal viaje.[ii]

Un mal viaje es algo que todos hemos vivido. Nadie niega que esperar horas y hasta días, como sucedió en ese julio, es un mal viaje. Pero los hay peores. Cuando los derrumbes invernales obligan al cierre de algunas vías y deben los pasajeros cruzar por entre el lodo para tomar el otro transporte que los lleve a su destino.

Dormir en un mal hotel, en un hostal congestionado, o hasta en un parque por no hallar sitio alguno debido a algún evento multitudinario.

El hecho es que un mal viaje es algo vivido en algún momento de nuestra historia. Bueno, y el otro significado, el mal viaje producto del consumo indebido de algún alucinógeno, pues también puede llevar a un “mal viaje”.

Alucinogeno

Tomado de: Foto de Alev Takil en Unsplash

Ahora bien, en la cultura contemporánea referirse a la vida como un mal viaje, es algo inaceptable. Para dicha cultura el sufrimiento, el dolor, la enfermedad, son inadmisibles a pesar de ser datos fehacientes de la vida humana de cualquier persona.

Limitaciones de la medicina

No hay duda de que la medicina ha avanzado significativamente y que la ciencia seguirá aportando mayor conocimiento para el alivio de enfermedades. Sin embargo, tampoco hay duda que aparecerán nuevas dolencias y hasta pandemias como las vividas hace ya casi un lustro. Con el paso del tiempo, se vienen documentando los beneficios de las vacunas contra el COVID-19 y las posibles consecuencias negativas. El debate nunca se dará por terminado, ya que, al menos en los EEUU se fundamenta en la obligatoriedad de parte del Estado a vacunarse o al ejercicio de la libertad individual referida a los temas de la salud del cuerpo de cada ciudadano.[iii]

Las enfermedades corporales siempre nos acompañarán, las psicológicas también. Existen indicios que, si la vida humana tiene un propósito, si la vida tiene sentido, el bienestar mental de la persona se incrementa. La cultura contemporánea lamentablemente no sale bien librada al respecto. Su prioridad sobre la posesión de bienes, la búsqueda de prestigio a toda costa, y la ambición de poder no da cabida a hacerse y menos a responder a las preguntas esenciales del porqué y el para qué estamos aquí.

tristeza

El aporte de las religiones

Las religiones ofrecen cosmovisiones precisamente que responden a esas preguntas. No entro a debatir cuál sea la más acertada. Lo que es un hecho es que al menos el 80% de la población mundial pertenece a alguna de las religiones denominadas universales.

Vamos de viaje sin prisa ni pausa.

La respuesta cristiana y en particular la católica es la de que nuestra vida terrenal es itinerante, vamos camino a, estamos de paso por esta vida.

Contrario a las críticas que suelen hacerse a esta visión cuando afirman que ello impide el aporte y el esfuerzo del creyente a la construcción de este mundo, se halla el testimonio de dos milenios de aportes.

Quienes ignoran la historia de Occidente y real de la Iglesia se quedan en las Cruzadas, el juicio a Galileo y la Inquisición. Pero la realidad es bien diferente. Aportes nada menores: la civilización Occidental con sus componentes de la ciencia experimental, la democracia, la educación universal, la universidad, el hospital y la salud en general.

Esto tiene una explicación. El creyente, con el pensamiento y la actitud de hallarse de viaje, siempre sin prisa ni pausa, sabe bien que aspira a la salvación eterna. Salvación que es obra de la misericordia de Dios, gracias a su Redención por muerte de Cruz y Resurrección de su Hijo Jesucristo. Además, que solo su quehacer no lo salvará, pero que sí deberá rendir cuentas por los talentos recibidos. Ya fueran cinco, dos o uno solo.

Y es en el tema que dicho andar de viaje no siempre es placentero donde la cultura contemporánea tiene su gran reparo. Esta pretende eliminar el sufrimiento del todo. La medicalización de la vida contemporánea es uno de sus indicadores. Como también lo son el éxito en los ingresos, o en el prestigio –que hoy se inicia a temprana edad, como es el caso de los influencers, las estrellas del deporte o de la música, los intelectuales con sus best sellers, etc.–, o en el poder político o corporativo.

Por eso la imagen de “un mal viaje”, no sea el imaginario que dicha cultura acepte.  Pero es la realidad de la vida, claro que esta no siempre sea así, sin embargo, el creyente sí se halla dispuesto a vivir esos malos tiempos. Jesucristo los vivió y por eso nos invita si queremos seguirlo a tomar nuestra cruz diaria.

El alimento para proseguir el camino

El Obispo Barron empleó esa metáfora para ilustrar las lecturas de ese domingo. Una, la del Profeta Elías, quien huyendo de quienes lo perseguían y agotado por el camino, pidió a Dios le quitara la vida. Rendido, sin embargo, a la sombra de un árbol cayó en un sueño profundo. Lo despertó el ángel, quien lo obligó a comer pan y beber agua para recuperar sus fuerzas. Así lo hizo, durmió nuevamente, y por segunda vez el ángel lo despertó, instándolo a que comiera y bebiera nuevamente. Recuperado, emprendió camino nuevamente por el desierto y logró salvar su vida [1 Reyes 19:4-8].

 

Dieric Bouts

Tomado de: De Dirk Bouts – Web Gallery of Art:   https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15451879

Con respecto al Evangelio de San Juan, otra de las lecturas, quien dedica todo su capítulo 6 a la Eucaristía, donde Jesús afirma que Él es Pan de Vida y enfrenta el escepticismo de sus oyentes. Estos conocían su origen de hijo del carpintero José, luego no entienden eso de que sea “pan de vida {…] y que sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron; este es el pan que viene del cielo para el que lo coma no muera” [Jn 6:49-50].

Con otras palabras, así como Elías quedó fortalecido para proseguir su viaje (un mal viaje, pues fueron cuarenta días por el desierto), nosotros quedamos fortalecidos con la Eucaristía para enfrentar nuestros viajes, los buenos y los malos.

Para el escepticismo rampante de la cultura contemporánea, nuestra vida termina aquí, por lo tanto, hay que evitar a toda costa emprender viajes que corran riesgos indebidos. Entre los riesgos indebidos se halla el amor, aquel que busca el bien del otro con el riesgo de no ser retribuido. De ahí que compromisos de largo plazo como el matrimonio y el formar una familia se hallen en desuso. La convivencia y las mascotas no implican grandes riesgos.

Sin embargo, la aventura del bien que son las bienaventuranzas[iv] implica viajes que bien vale la pena emprender, pues Jesús los emprendió y nos asiste en los nuestros. Siempre y cuando no nos dejemos tramar por los espejismos contemporáneos de “la vida fácil y sin contratiempos”.

[i] Accesado 16-8-2024 https://youtu.be/9aOkgB-MzCs

[ii] Accesado 15-08-2024 Strength for the Journey – Bishop Barron’s Sunday Sermon (youtube.com)

[iii] Una historia breve sobre la resistencia a las vacunas https://www.oah.org/tah/august-2/vaccination-resistance/ La primera vacuna descubierta en 1796 en Inglaterra, contra la viruela tuvo resistencia https://en.wikipedia.org/wiki/Smallpox (Accesados 16-08-2024)

 [iv] Los primeros once versículos del capítulo 5 del Evangelio de San Mateo