NUESTRO PROPÓSITO, CREENCIAS Y VALORES
Propósito
Contribuir con pensamiento a la conformación de personas libres y capaces de acciones que configuren comunidades donde prime el servicio mutuo.
Creencias y valores
Creencias
Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos y al tercer día resucitó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna.
Valores
Gratitud
Al no creer que la vida es producto del azar, sino don de un Dios amoroso, sin hacer a un lado las pruebas, los dolores y el sufrimiento, agradecemos cada instante de nuestra existencia.
Paciencia
En la Era iniciada por el Covid, la incertidumbre requiere acoger las circunstancias de una complejidad insólita, sin precedentes conscientes que lo que hagamos o dejemos de hacer hoy tiene consecuencias mañana.
Esperanza
Es la ilusión de un bien (material, intelectual, espiritual) hasta ahora no alcanzado, pero alcanzable gracias a la fortaleza adquirida por la consecución de bienes en el pasado.
Perseverancia
Al no contar con futuros que permitan estimaciones confiables, sino probabilidades emergentes, hay que ser constantes en las tareas por realizar.
Lealtad
Un estilo de vida sacudido con el Covid y causante del cambio climático lleva a relaciones líquidas, sin asidero ni raíces. Aquello se combate con ser fidedigno, verídico y fiel en la familia, el trabajo, la amistad y el territorio.
¿Quiénes somos?
La Trocha
Es un terruño donde abunda la flora y la fauna. Las aves de múltiples colores y cantos anuncian la madrugada. Las ardillas saltan de rama en rama escapando la mirada expectante de los perros. El guatín cruza veloz la verde pradera dejando a los perros jadeantes.
En el verano la tierra arcillosa se agrieta y en el invierno los lodazales se pegan a las botas. En el verano, un pequeño hilo de agua cursa tímidamente por entre las rendijas que dejan las piedras de la quebrada. En el invierno, un gran torrente, sonoro, fuerte, temeroso, cubre las grandes rocas e impide el paso hasta tanto la lluvia no cese aguas arriba.
Un pequeño hato de animales requiere varias tareas: el ordeño, colocar la cerca eléctrica que lotea la pradera, asear el establo, cortar el pasto para luego picarlo y colocarlo en los comederos. A estos regresan los animales luego de su recorrido matutino.
Con el estiércol de los animales y la gallinaza de galpones vecinos se prepara un compostaje que permite el cuidado del suelo. Compostaje que incluye todo el residuo orgánico de los alimentos.
Las cercas de swinglia que demarcan el terruño se podan, al igual que los árboles que amenazan las cuerdas de energía. La hortaliza para el consumo requiere cuidados también.
En fin, labores manuales que dejan su sello. Tareas que requieren un ritmo que celebra el atardecer. El silencio sobrecogedor se da tan pronto las aves se recogen en sus nidos.
La Trocha es el regalo de la suegra del Gato. Fue la herencia de ella y sus hermanos de la hacienda cafetera de sus padres. Una vez murieron estos no hubo el acuerdo necesario para proseguir las empresas de los mayores y esta se enmontó. La Gata y el Gato recibieron agradecidos su pedazo.
“Abuela, nos regalaste monte y hormiga…” –comentó el más pequeño de sus nietos luego de un día arduo de trabajo descuajando abrojos–. A lo que la abuela respondió: “¿Y qué nombre la vas a poner al pedazo de monte y hormiga que les regalé?” “Pues ¡La Trocha!” respondió el nieto.
El Gato
Es persona. Un simple apodo que lleva desde sus años escolares. Sus amigos pronuncian con cariño. Pero ni sus hijos, nietos, colegas, ni alumnos saben emplearlo.
Los entornos académicos y profesionales en que se desenvuelve le impiden expresar la independencia de su pensamiento. La cultura contemporánea rechaza cualquier manifestación que reconozca un Ser Superior autor del universo, o que el individuo no sea autorreferencial, o que la ciencia y la tecnología sean limitadas, o que la vida tenga un propósito. En fin, tendencias todas que impiden la unidad en la diversidad pues rechazan incluso una naturaleza humana común.
El Covid abre la posibilidad de una nueva Era, ya no una revolución como la agrícola, la industrial o la digital, no. Es algo insólito y de consecuencias nunca previstas. Los medios técnicos que llevaron a que unas sociedades se autoproclamaran “desarrolladas” dejando a otras siguiendo su ejemplo por hallarse “en desarrollo” ha quedado cuestionado. La Pandemia nos ha llevado por el mismo rasero a pobres y a ricos, a los de una raza u otra, a poderosos y a comunes. ¿Por qué? Porque sin excepción de identidad ciudadana, raza, estrato o preferencias políticas el Covid infectó a representantes de todos esos grupos, al igual que a otros mató.
Todos los gobiernos han obrado por ensayo y error. Inicio estos escritos a los dos años de aparecer el virus y cuando los vacunados aspiran a la cuarta o más dosis. Las compañías farmaceutas compiten de manera denodada con las mutaciones del virus, no logrando aún una vacuna efectiva. Y una población importante, por razones fundadas, se niega a vacunarse.